Gracias al impulso de varios empresarios sudafricanos, el turismo volverá a ayudar a modificar costumbres, derrumbar barreras y producir cambios en las sociedades.
El único hotel para gays de todo el continente africano, el Amsterdam Guest House, se encuentra en Ciudad del Cabo y su propietario, Lourens Botha, reconoce que, no solo no tienen problemas de ocupación, sino que además, su índice de clientes repetidores es altísimo. El mismo Botha reconoce que su hotel es un refugio donde gays de toda África pueden alojarse y sentirse libres dentro de su condición. Por este motivo su negocio también cumple una función de ayuda a los gays africanos.
Encuestas en medios como la revista Out there y la Asociación Global de Gays y Lesbianas apuntan a Sudáfrica como uno de los lugares destinados a convertirse en referente del turismo homosexual en el mundo gracias al atractivo del entorno junto con la tolerancia de las leyes del estado sudafricano.
Independientemente de lo positivo que resulta el turismo como generador de desarrollo y riqueza, y si hablamos de África aún con más razón, lo que no resulta tan esperanzador es que tengan que seguir existiendo lugares etiquetados, guetos para minorías y sitios donde ser diferente no le importe a nadie porque la mayoría son como tú. Deberíamos caminar hacia un espacio común donde las diferencias de cualquier tipo sean parte de la riqueza de la naturaleza humana y no una excusa para seguir montando sociedades paralelas.
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